El presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica opina sobre el estado del periodismo científico y su importancia en época de crisis, que es lo que sucede hoy en el continente europeo y en su país, con singular fuerza
Por Bernardita Skinner Huerta,
Representante Zona Centro
b.skinner@achipec.org
«Café del Hotel Abba a las 12», propuso Antonio Calvo para facilitarme las cosas. Desde donde yo estaba, sólo debía caminar unos minutos por el conocido Paseo de la Castellana de Madrid, y llegaría al encuentro de este destacado periodista científico y ambiental que ha sido asesor de prensa de varios ministerios del gobierno ibérico, y que además preside la Asociación Española de Comunicación Científica, AECC.
A mi paso por La Castellana pude ver de cerca los rascacielos más grandes y modernos de España, cuatro torres que en apariencia contrastan con la crisis que se vive actualmente, pero que en verdad son su fiel reflejo. La más prominente, con 250 metros de altura, fue comprada por la institución financiera Bankia en unos 815 millones de euros en el 2007, en medio de la «burbuja inmobiliaria», pero su valor hoy no supera los €300 millones, y de sus 45 pisos sólo se ocupan tres. Una escena reiterativa en un país donde se calculan unos 700 mil inmuebles vacíos por el mismo fenómeno.
Para nadie es novedad la situación que atraviesa España, el aumento de su deuda pública, sus tasas de desempleo históricas y los consiguientes recortes presupuestarios a todo nivel, incluida la ciencia que, progresivamente ha visto reducidos los fondos. De ahí la importancia de conocer el estado de la Comunicación Científica, en un país que ha sido referente mundial en los últimos treinta años y que ahora se ve en medio de esta delicada situación.
Ya en mi destino, me encontré con Antonio Calvo, quien me esperaba para tomar un café. Entre otras cosas, hablamos sobre su visita a Chile y a la Antártica en los años 90′, sobre el libro que escribió al respecto, y sobre el tema que nos convocaba: el Periodismo Científico.
¿Ha habido un retroceso en el periodismo científico en España debido a la crisis?
Sí, sin duda porque lo ha habido en los medios y el periodismo científico se hace en los medios de comunicación. Pero por otra parte, en este momento lo que hay es una doble vertiente, ya que las nuevas maneras de comunicar han hecho que sea mucho más fácil hacer divulgación científica, casi para cualquiera. Ello tiene la ventaja de que es muy accesible, y el inconveniente de que en algunas ocasiones se puede hacer sin rigor.
¿Qué está pasando en los medios?
La crisis que tiene la prensa es una crisis doble, la relacionada con la publicidad, que los medios se han quedado sin ella y eso hace que han visto reducidas sus tiradas y sus plantillas. Y aquellas especialidades menos relevantes a juicio de los editores, y entre estas el periodismo científico, en alguna medida ha caído.
Por otra parte, estos mismos periódicos tienen otra crisis de la comunicación en este momento en cuanto a los formatos: los periódicos hoy no saben qué quieren ser ‘de mayores’, no saben si van a seguir siendo de papel o no, no saben si las ediciones en Internet van a ser abiertas o cerradas, no lo saben en España y no lo saben en el mundo…no se ha encontrado el modelo.
Y esto ¿cómo lo perciben las audiencias?
Hay menos espacios habituales para hacer divulgación de la ciencia, aunque desde el punto de vista de la sociedad cada vez hay una mayor exigencia por la divulgación científica y por la formación científica. Estamos en una sociedad en la que se toman muchas decisiones, articuladas sobre conocimientos que con frecuencia no son de dominio público. Cuando hablamos del aborto, de terapias médicas; cuando hablamos de cambio climático, de transgénicos… de muchísimas cosas. Son debates que tienen fundamento científico y que muchas veces para la población en general, no sólo es desconocido el debate, sino la misma terminología.
¿Se puede hablar de una tradición de divulgación científica a la que quizás ya estaban habituados los públicos y la sociedad española en general?
Sí, hay una tradición aunque aquí no ha habido mucha divulgación. Hubo una gran explosión en los años 80′ con la llegada de la democracia; la ciencia, todo el sistema de ciencia y tecnología gozó de una época extraordinaria en la que por ejemplo, el incremento de inversión respecto al Producto Interior Bruto (PIB), fue muy notable y se vio también reflejado en el campo de la divulgación científica: casi todos los periódicos tenían suplementos de ciencia, se hacían más congresos, había más interés. Esto ya se vio afectado con la crisis de finales de los 90′ y ahora estaba recuperándose pero con muchísimos más formatos. Hoy hay muchos investigadores que tienen blogs, que tienen posibilidad de hacer divulgación de la ciencia, algunos mejores que otros.
Hay una iniciativa que en febrero cumplió cinco años que es muy muy interesante, y que además, por lo que yo creo, está siendo muy reconocida también en otros países de habla hispana, la agencia SINC (www.agenciasinc.es), que es de la Fecyt[i], es una punta de lanza de información muy recomendable.
¿Existe alguna política, o bien un consenso que exija a los investigadores divulgar los resultados?
No, esa es una de las peleas que tenemos. La Unión Europea exige a los proyectos dedicar un porcentaje cercano al 3 o 4% , precisamente a la difusión de los resultados científicos. Nosotros queremos que aquí pase lo mismo, y parece mentira que los investigadores, gente que trabaja con datos, gente empírica, no se hayan dado cuenta todavía de lo rentable que es invertir en comunicación.
Pero ahora que los investigadores se han visto afectados por recortes presupuestarios, ¿dónde queda la comunicación?
El problema es que la crisis está afectando a la ciencia de una manera notabilísima , no sólo a los salarios de los investigadores que en gran parte son funcionarios de la Universidad o del Consejo[ii], se han visto mermados sino los proyectos que estaban concedidos y que eran a tres años han aumentado a cuatro ‘porque sí’.
También en buena medida están reduciendo la participación de España en proyectos europeos, por lo tanto es un mal momento para decir: ‘oiga, tiene usted que gastar además, de lo poquito que le dan, en divulgación de la ciencia’. Y sin embargo es más necesario que nunca.
Pero en España tienen buenos ejemplos…
Tenemos el ejemplo de Atapuerca, un sitio arqueológico del norte de Burgos, donde se han encontrado muchísimos restos humanos de hace 800 mil años, de hace 150 mil, de muchas épocas distintas. Sus directores han invertido mucho en divulgación de la ciencia, todos ellos han escrito libros, han hecho documentales, han hecho de todo, y es sin duda el más exitoso de los proyectos científicos españoles. Esa divulgación les ha permitido tener, los últimos doce años, a doscientas personas excavando todo el tiempo, lo que cuesta un dineral. Y acaban de inaugurar un centro de investigación junto a un museo extraordinario, dedicado a reproducciones[iii]
Seguro que así han conseguido buenos auspicios…
Y tienen buenos auspiciadores gracias a la divulgación, es un dato empírico, demostrado, y muchos científicos no lo ven, que invertir en comunicación no es un gasto, es una inversión, y es una inversión extraordinariamente rentable, desde el punto de vista de volver a obtener fondos para continuar con las investigaciones: si quieres investigar más, tienes que contarlo mejor
Antonio Calvo nos remite a dos estudios sobre comunicación científica, partiendo por una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, FECYT [iv], en la que se demuestra el interés que tiene la gente por estas temáticas, y la insatisfacción respecto a lo que reciben en los medios en general. (Ver RECUADRO 1)
El otro es un estudio reciente de la Fundación BBVA, del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, realizado en diez países, principalmente europeos, «que lo que pone de manifiesto es cómo se sienten de informados los ciudadanos y qué opinan sobre la información que reciben en los medios; lo que dicen es que indudablemente hay una demanda de información, probablemente producto de que estamos en una sociedad muy tecnologizada», señala Calvo.(Ver RECUADRO 2)
Cuatro Torres Business Area o "Madrid Arena". Fotografía: www.elconfidencial.com/Los resultados de la encuesta se pueden revisar en http://www.fecyt.es/fecyt/docs/tmp/363174605.pdf
La encuesta se puede descargar en http://www.fbbva.es/TLFU/dat/comprension.pdf
Links Relacionados
[i] Fundación Española para la Ciencia y Tecnología http://www.fecyt.es
[iii]Museo de la Evolución Humana
[iv]http://www.fecyt.es/fecyt/docs/tmp/363174605.pdf resumen de los resultados