
“Vecinos con plumas: Comprendiendo la biodiversidad urbana por medio de herramientas de inclusión” es el nombre del taller realizado por un grupo interdisciplinario de científicos, artistas, educadores y comunicadores, de la mano del Laboratorio de Innovación Social para la Discapacidad Visual OCULAB, quienes pudieron corroborar de primera fuente la capacidad inclusiva de las aves como vehículos para conocer la variedad de la naturaleza que nos rodea.
Esta iniciativa buscó acercar distintos conocimientos sobre las aves que habitan la capital a niñas y niños con diversos tipos de discapacidad visual. Por medio de sesiones multisensoriales se les enseñó las principales características de las aves urbanas, realizando actividades que incluyeron registros sonoros de estas aves, el contacto con figuras de madera y ejemplares disecados, y la elaboración de nidos de picaflor y queltehue.
La socia Achipec Luz Valeria Oppliger, Doctora en Ecología, divulgadora científica y Directora de Comunicaciones y Extensión del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad UC, fue la encargada de la coordinación de este proyecto educativo ambiental, el cual fue implementado en el Colegio de Niños Ciegos Santa Lucía.
En estos talleres participaron estudiantes con ceguera total, quienes experimentaron actividades de tacto y audición, donde se los invitaba reconocer e imitar los cantos de las aves. Los alumnos con discapacidad visual parcial complementaron sus sentidos, utilizando su porcentaje de visión disponible. La actividad más exitosa entre estas niñas y niños fue la de construcción de nidos, donde utilizaron los materiales comunes de estas estructuras.
“Escogimos la ecología urbana como tema del taller porque las metrópolis a menudo son vistas como grandes consumidoras de servicios ecosistémicos, y rara vez como generadoras de los mismos a través de sus áreas verdes, donde cohabitan especies vegetales y animales adaptados a estas nuevas y complejas matrices de interacciones. Así, las aves son nuestros vecinos, y debemos conocerlas para apreciarlas y cuidarlas”, explica Oppliger sobre el origen del nombre del proyecto.

Este taller fue financiado por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana y la Vicerrectoría de Investigación UC, como parte de un fondo que promueve el desarrollo de programas educativos basados en valores de la formación católica. “Nos inspiramos en la encíclica del Papa Francisco “Laudato si”, centrada en el cuidado del medio ambiente y la necesidad de una ecología que integre el lugar del ser humano, y sus relaciones con la realidad que lo rodea, como nuevo paradigma de justicia”, señaló la ecóloga.
Tras esta experiencia, los investigadores pudieron observar cómo los participantes apreciaron positivamente el taller, respondiendo diversamente a las evaluaciones de preferencia de formato de las actividades, reflejando la gran complejidad y variedad existente dentro de la discapacidad visual.
“Aprendimos a darnos cuenta de la complejidad que tiene vivir con discapacidad visual, porque este déficit muy pocas veces viene solo, sino que acompañado de otras complicaciones físicas, cognitivas, emocionales o psicosociales. También aprendimos a valorar el trabajo de los docentes que imparten clases a estudiantes con discapacidad visual, ya que son aulas donde cada estudiante representa un desafío pedagógico distinto”, concluyó Oppliger.