Este 10 de abril se cumplieron dos años desde que, gracias a una gran proeza científica en la que trabajaron alrededor de 350 investigadores de todo el globo, se logró construir la primera imagen de un agujero negro.
Esta hazaña requirió de la creación del Event Horizon Telescope (EHT, o Telescopio del Horizonte de Sucesos), una colaboración de ocho radiotelescopios terrestres ubicados en distintos puntos de la tierra.
El Radio Observatorio Astronómico ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) cumplió un rol vital en esta colaboración. Este funciona como un telescopio gigante, usando 66 antenas conectadas entre sí.
Para el EHT, se utilizó una técnica similar, sincronizando telescopios de todo el planeta, logrando alcanzar un detalle suficiente como para lograr leer un periódico en Nueva York desde París. La multiplicidad de antenas de ALMA le permitió ser el observatorio más sensible del EHT, convirtiéndolo en parte crucial de la red.

“Todo el mundo hablaba de la icónica imagen que acaparó absolutamente todos los medios de comunicación posibles. ¡Pues se trató de una hazaña humana y planetaria!. Y el mensaje que dejó es que la ciencia es colaborativa, solo lo podemos lograr si trabajamos unidos”, comentó Valeria Foncea, Gerente de Comunicaciones de ALMA y socia Achipec.
Los efectos científicos de esta reconstrucción continúan hasta hoy. El pasado 24 de marzo, astrónomos pudieron medir por primera vez la polarización, es decir la huella que dejan los campos magnéticos, cerca del borde del agujero negro.
Esto es clave para explicar cómo la galaxia M87 es capaz de lanzar chorros energéticos desde su núcleo y cómo este comportamiento de los agujeros negros afecta más allá de sus propias galaxias.
Tal como dice Valeria, los descubrimientos continuarán gracias a esta imagen: “¡Se trata de una colaboración que sin duda nos seguirá sorprendiendo!”.